No ir al grano o atacar al abogado contrario: lo que más molesta a los jueces leer en una demanda

No ir al grano o atacar al abogado contrario: lo que más molesta a los jueces leer en una demanda

Damos difusión a este artículo por creerlo importante para nuestros lectores:

No es ningún secreto: los jueces son diana recurrente de las críticas de los letrados. A diferencia de los escritos de los abogados, las sentencias son públicas y están expuestas a las alabanzas y a los reproches del sector.

Cabe dar la vuelta a la tortilla y preguntar, ¿qué piensan sus señorías de la calidad de los escritos de los letrados? Miembros de la judicatura dan su opinión al respecto para Cinco Días. Estos son los vicios que, según los propios jueces y magistrados, hay que evitar a la hora de redactar una demanda.

No dar vueltas

Una de las prácticas que más molestan a los magistrados es no centrar el asunto. El juez Ignacio Parra prefiere “una demanda que va al grano, es precisa, no da mil vueltas y no tiene un corta-pega de mil páginas de jurisprudencia”, porque “es más fácil de atender”, asegura. La magistrada Teresa Puchol (@LadyCrocs), del juzgado mixto 1 de Huesca, coincide en apostar por la brevedad para evitar “escritos extremadamente largos de forma innecesaria”.

Pasarse de páginas no es malo, pero siempre que el asunto lo merezca. Carlos J. Galán, magistrado del Juzgado de lo Social número 2 de Algeciras, defiende que la extensión de los escritos vaya “en proporción de la complejidad del caso”. En opinión del juez, las demandas “al peso” que “meten mucha paja innecesaria” definitivamente no ayudan, ya que “no facilitan la atención del juzgador ni que se centre en lo más importante”: “No sé si tienen la pretensión de aparentar ante el cliente un enorme trabajo o de impresionar al propio juez, pero este último efecto desde luego no lo consiguen”, agrega.

Sin estilo

En cuanto a la redacción, Teresa Puchol aconseja evitar las frases subordinadas en cadena y “utilizar siempre el mismo formato”, para evitar escritos que “parecen notas de secuestro”.

Mantener la profesionalidad y cuidar el aspecto del documento también es importante. Como anécdota, el magistrado Acayro Sánchez recuerda una demanda que le llegó con restos de arena: “Cuando preguntamos, el letrado confesó que se la había llevado a la playa para una última lectura”.

Plagar el texto de negritas, mayúsculas o subrayados no mejora la claridad del trabajo. Más bien al contrario. El juez tras el perfil @JudgeTheZipper resalta que “además de la sensación de que le están gritando a uno”, si se abusa, “el mensaje que arroja es que ni el abogado tiene claro qué es lo importante y por si acaso destaca todo. Error”.

Valoraciones

Otra manía que a este juez le hace “rechinar los dientes” es incluir valoraciones personales dentro del debate jurídico. “Hemos visto demandas hablando de lo mal padre/madre que es el/la otro/a porque le ha puesto los cuernos, o porque un día se le olvidó recogerlo de la actividad extraescolar, y similares”. Estas historias pueden buscar que el “cliente se sienta reconocido” porque se ha contado lo que él quiere, pero para el juez “son valoraciones que sobran por su inutilidad procesal”. Y, además, pueden ser contraproducentes “de cara a poder llegar a un arreglo antes del juicio, al inflamar los ánimos”.

Algunos abogados creen que es buena idea optar por descalificar al contrario. Aunque no es lo más común, Ignacio Parra habla de “alusiones constantes a la mala fe de la otra parte” o a la “profesionalidad del otro letrado”. Fórmulas que recomienda evitar, ya que lo único que consiguen es “distraer la atención sobre lo que se pide”.

Mezclar los hechos

A los magistrados también les complica la vida que los hechos contengan trazas de razonamientos jurídicos. Carlos J. Galán afirma que es “lamentablemente común”. En su opinión, “los hechos de una demanda no deberían contener mezcladas consideraciones jurídicas, opiniones, pretensiones…”. De nuevo, no ayuda a construir un texto limpio. “Es una mala práctica y no contribuye a la claridad del objeto del pleito”, zanja.

CONSEJOS PARA LA DEMANDA DIEZ

Identificar el asunto. Para el magistrado Carlos J. Galán, es de vital importancia destacar con claridad los datos esenciales del caso al comienzo del escrito: quiénes son las partes, qué acción se ejercita o de qué modalidad procesal se trata. “Si esta información está escondida, dificulta la labor del registro”, explica.

Pruebas ordenadas. Los documentos que se aporten deben ir ordenados y enumerados. “Si van con un índice, se agradece aún más”, añade Galán. Para el juez será más sencillo saber de qué habla el letrado en cada momento sin necesidad de perderse en un mar de páginas.

Sentencias. Miguel Pasquau, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, desaconseja copiar y pegar resoluciones judiciales sin ton ni son y no mencionar por qué son importantes. Siempre en estos casos es mejor “especificar cuál fue el caso y por qué esa sentencia puede servir de precedente”, apunta.

Peticiones claras. Es común que los jueces comiencen a leer la demanda por el final para conocer cuál es la pretensión. En esta parte, JudgeTheZipper considera esencial “que quede claro qué es lo que se pide y discute” y centrar el debate en “lo verdaderamente controvertido”.

No es ningún secreto: los jueces son diana recurrente de las críticas de los letrados. A diferencia de los escritos de los abogados, las sentencias son públicas y están expuestas a las alabanzas y a los reproches del sector.

Cabe dar la vuelta a la tortilla y preguntar, ¿qué piensan sus señorías de la calidad de los escritos de los letrados? Miembros de la judicatura dan su opinión al respecto para Cinco Días. Estos son los vicios que, según los propios jueces y magistrados, hay que evitar a la hora de redactar una demanda.

No dar vueltas

Una de las prácticas que más molestan a los magistrados es no centrar el asunto. El juez Ignacio Parra prefiere “una demanda que va al grano, es precisa, no da mil vueltas y no tiene un corta-pega de mil páginas de jurisprudencia”, porque “es más fácil de atender”, asegura. La magistrada Teresa Puchol (@LadyCrocs), del juzgado mixto 1 de Huesca, coincide en apostar por la brevedad para evitar “escritos extremadamente largos de forma innecesaria”.

Pasarse de páginas no es malo, pero siempre que el asunto lo merezca. Carlos J. Galán, magistrado del Juzgado de lo Social número 2 de Algeciras, defiende que la extensión de los escritos vaya “en proporción de la complejidad del caso”. En opinión del juez, las demandas “al peso” que “meten mucha paja innecesaria” definitivamente no ayudan, ya que “no facilitan la atención del juzgador ni que se centre en lo más importante”: “No sé si tienen la pretensión de aparentar ante el cliente un enorme trabajo o de impresionar al propio juez, pero este último efecto desde luego no lo consiguen”, agrega.

Sin estilo

En cuanto a la redacción, Teresa Puchol aconseja evitar las frases subordinadas en cadena y “utilizar siempre el mismo formato”, para evitar escritos que “parecen notas de secuestro”.

Mantener la profesionalidad y cuidar el aspecto del documento también es importante. Como anécdota, el magistrado Acayro Sánchez recuerda una demanda que le llegó con restos de arena: “Cuando preguntamos, el letrado confesó que se la había llevado a la playa para una última lectura”.

Plagar el texto de negritas, mayúsculas o subrayados no mejora la claridad del trabajo. Más bien al contrario. El juez tras el perfil @JudgeTheZipper resalta que “además de la sensación de que le están gritando a uno”, si se abusa, “el mensaje que arroja es que ni el abogado tiene claro qué es lo importante y por si acaso destaca todo. Error”.

Valoraciones

Otra manía que a este juez le hace “rechinar los dientes” es incluir valoraciones personales dentro del debate jurídico. “Hemos visto demandas hablando de lo mal padre/madre que es el/la otro/a porque le ha puesto los cuernos, o porque un día se le olvidó recogerlo de la actividad extraescolar, y similares”. Estas historias pueden buscar que el “cliente se sienta reconocido” porque se ha contado lo que él quiere, pero para el juez “son valoraciones que sobran por su inutilidad procesal”. Y, además, pueden ser contraproducentes “de cara a poder llegar a un arreglo antes del juicio, al inflamar los ánimos”.

Algunos abogados creen que es buena idea optar por descalificar al contrario. Aunque no es lo más común, Ignacio Parra habla de “alusiones constantes a la mala fe de la otra parte” o a la “profesionalidad del otro letrado”. Fórmulas que recomienda evitar, ya que lo único que consiguen es “distraer la atención sobre lo que se pide”.

Mezclar los hechos

A los magistrados también les complica la vida que los hechos contengan trazas de razonamientos jurídicos. Carlos J. Galán afirma que es “lamentablemente común”. En su opinión, “los hechos de una demanda no deberían contener mezcladas consideraciones jurídicas, opiniones, pretensiones…”. De nuevo, no ayuda a construir un texto limpio. “Es una mala práctica y no contribuye a la claridad del objeto del pleito”, zanja.

CONSEJOS PARA LA DEMANDA DIEZ

Identificar el asunto. Para el magistrado Carlos J. Galán, es de vital importancia destacar con claridad los datos esenciales del caso al comienzo del escrito: quiénes son las partes, qué acción se ejercita o de qué modalidad procesal se trata. “Si esta información está escondida, dificulta la labor del registro”, explica.

Pruebas ordenadas. Los documentos que se aporten deben ir ordenados y enumerados. “Si van con un índice, se agradece aún más”, añade Galán. Para el juez será más sencillo saber de qué habla el letrado en cada momento sin necesidad de perderse en un mar de páginas.

Sentencias. Miguel Pasquau, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, desaconseja copiar y pegar resoluciones judiciales sin ton ni son y no mencionar por qué son importantes. Siempre en estos casos es mejor “especificar cuál fue el caso y por qué esa sentencia puede servir de precedente”, apunta.

Peticiones claras. Es común que los jueces comiencen a leer la demanda por el final para conocer cuál es la pretensión. En esta parte, JudgeTheZipper considera esencial “que quede claro qué es lo que se pide y discute” y centrar el debate en “lo verdaderamente controvertido”.

 

No es ningún secreto: los jueces son diana recurrente de las críticas de los letrados. A diferencia de los escritos de los abogados, las sentencias son públicas y están expuestas a las alabanzas y a los reproches del sector.

Cabe dar la vuelta a la tortilla y preguntar, ¿qué piensan sus señorías de la calidad de los escritos de los letrados? Miembros de la judicatura dan su opinión al respecto para Cinco Días. Estos son los vicios que, según los propios jueces y magistrados, hay que evitar a la hora de redactar una demanda.

No dar vueltas

Una de las prácticas que más molestan a los magistrados es no centrar el asunto. El juez Ignacio Parra prefiere “una demanda que va al grano, es precisa, no da mil vueltas y no tiene un corta-pega de mil páginas de jurisprudencia”, porque “es más fácil de atender”, asegura. La magistrada Teresa Puchol (@LadyCrocs), del juzgado mixto 1 de Huesca, coincide en apostar por la brevedad para evitar “escritos extremadamente largos de forma innecesaria”.

Pasarse de páginas no es malo, pero siempre que el asunto lo merezca. Carlos J. Galán, magistrado del Juzgado de lo Social número 2 de Algeciras, defiende que la extensión de los escritos vaya “en proporción de la complejidad del caso”. En opinión del juez, las demandas “al peso” que “meten mucha paja innecesaria” definitivamente no ayudan, ya que “no facilitan la atención del juzgador ni que se centre en lo más importante”: “No sé si tienen la pretensión de aparentar ante el cliente un enorme trabajo o de impresionar al propio juez, pero este último efecto desde luego no lo consiguen”, agrega.

Sin estilo

En cuanto a la redacción, Teresa Puchol aconseja evitar las frases subordinadas en cadena y “utilizar siempre el mismo formato”, para evitar escritos que “parecen notas de secuestro”.

Mantener la profesionalidad y cuidar el aspecto del documento también es importante. Como anécdota, el magistrado Acayro Sánchez recuerda una demanda que le llegó con restos de arena: “Cuando preguntamos, el letrado confesó que se la había llevado a la playa para una última lectura”.

Plagar el texto de negritas, mayúsculas o subrayados no mejora la claridad del trabajo. Más bien al contrario. El juez tras el perfil @JudgeTheZipper resalta que “además de la sensación de que le están gritando a uno”, si se abusa, “el mensaje que arroja es que ni el abogado tiene claro qué es lo importante y por si acaso destaca todo. Error”.

Valoraciones

Otra manía que a este juez le hace “rechinar los dientes” es incluir valoraciones personales dentro del debate jurídico. “Hemos visto demandas hablando de lo mal padre/madre que es el/la otro/a porque le ha puesto los cuernos, o porque un día se le olvidó recogerlo de la actividad extraescolar, y similares”. Estas historias pueden buscar que el “cliente se sienta reconocido” porque se ha contado lo que él quiere, pero para el juez “son valoraciones que sobran por su inutilidad procesal”. Y, además, pueden ser contraproducentes “de cara a poder llegar a un arreglo antes del juicio, al inflamar los ánimos”.

Algunos abogados creen que es buena idea optar por descalificar al contrario. Aunque no es lo más común, Ignacio Parra habla de “alusiones constantes a la mala fe de la otra parte” o a la “profesionalidad del otro letrado”. Fórmulas que recomienda evitar, ya que lo único que consiguen es “distraer la atención sobre lo que se pide”.

Mezclar los hechos

A los magistrados también les complica la vida que los hechos contengan trazas de razonamientos jurídicos. Carlos J. Galán afirma que es “lamentablemente común”. En su opinión, “los hechos de una demanda no deberían contener mezcladas consideraciones jurídicas, opiniones, pretensiones…”. De nuevo, no ayuda a construir un texto limpio. “Es una mala práctica y no contribuye a la claridad del objeto del pleito”, zanja.

CONSEJOS PARA LA DEMANDA DIEZ

Identificar el asunto. Para el magistrado Carlos J. Galán, es de vital importancia destacar con claridad los datos esenciales del caso al comienzo del escrito: quiénes son las partes, qué acción se ejercita o de qué modalidad procesal se trata. “Si esta información está escondida, dificulta la labor del registro”, explica.

Pruebas ordenadas. Los documentos que se aporten deben ir ordenados y enumerados. “Si van con un índice, se agradece aún más”, añade Galán. Para el juez será más sencillo saber de qué habla el letrado en cada momento sin necesidad de perderse en un mar de páginas.

Sentencias. Miguel Pasquau, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, desaconseja copiar y pegar resoluciones judiciales sin ton ni son y no mencionar por qué son importantes. Siempre en estos casos es mejor “especificar cuál fue el caso y por qué esa sentencia puede servir de precedente”, apunta.

Peticiones claras. Es común que los jueces comiencen a leer la demanda por el final para conocer cuál es la pretensión. En esta parte, JudgeTheZipper considera esencial “que quede claro qué es lo que se pide y discute” y centrar el debate en “lo verdaderamente controvertido”.